La casa fue construida el año 1912 con destino residencial y fue proyectada por el arquitecto Ernesto Ried Silva como un mensaje a la ciudad. Amigo y compañero del poeta y arquitecto Pedro Prado, fundador del Grupo de los X, y frente al afrancesado espíritu con que Chile celebró el Centenario de 1910, con esta obra neocolonial, una de las primeras de América Latina, se quiso rendir un homenaje, libre y vanguardista, a la arquitectura colonial propia. 

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Con sus fundamentos de piedra, tradición del barrio por los desbordes del Mapocho, la casa se eleva y abre con una galería en el tercer piso, para contemplar el Cerro Santa Lucía y el barrio, pero también el horizonte. Desde un comienzo el barrio fue hogar de personalidades de la cultura, como Luis Orrego Luco, el naturalista Philippi y el arquitecto Emil Jecquier, aunque toma su personalidad definitiva en los años 60, época en que esta casa se subdivide en numerosos talleres de artistas y anticuarios.

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Luego vino un largo abandono hasta que Álvaro Flaño, quien ya había recuperado una de las casas Subercaseaux frente al Teatro Municipal y tres de este barrio, con miembros de su familia emprende su reciclaje con el mismo espíritu del origen; chileno y de vanguardia. Flaño es quien toma en sus manos la restauración del lugar y da vida a lo que se conoció como “Café Observatorio” un lugar de encuentro del barrio, artesanías, libros de Chile y salas de exposiciones. La casa también albergó a la Fundación El Observatorio de Lastarria con su misión de ser “un lugar para mirar Chile” menciona Miguel Laborde, director de Fundación El Observatorio.

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Hoy Casa O de Lastarria, con más de cien años de vida, se percibe como un lugar único y parada obligatoria para apreciar la excelencia de un sitio patrimonial en uno de los barrios más antiguos de la capital santiaguina.